Wednesday, March 10, 2010

La Apuesta

La Apuesta (Spanish)


Un erizo estaba tranquilamente tomando el sol cuando vio aparecer ante él a la señora liebre.  Esta nada más verlo empezó a burlarse de él.

-Qué, señor erizo?  -le decía-, y si echáramos una carrerita?  Parece que te veo en bueno forma, a lo mejor me ganabas.  Apostaría contigo veinte duros, aceptas?

-Desde luego, señora liebre.  Mañana mismo haremos una carrera.  Venga aquí a esta misma hora y veremos quién gana a quién.

-En mi vida he oído decir una tontería más grande -dijo la liebre-, ya puedes prepararte a perder los veinte duros porque seguro que gano yo.

El erizo no dijo nada y la dejó marchar.  Tan pronto como vio que la liebre se había ido, el animalito llamó a un erizo amigo suyo y le dijo:

-Compadre, quieres que le ganemos veinte duros a la liebre?

-Hombre, claro, pero cómo?  Qué hay que hacer?

-Muy sencillo, echaremos una carrera y quien gane tendrá los veinte duros.

-Desgraciado: y tú piensas ganarle a la liebre?

-Lo que yo pienso es engañar a esa presumida sabelotodo.  Mira, haremos una cosa: yo fingiré emprender la carrera con ella y me quedaré atrás en seguida; tú, desde un principio, te habrás colocado al otro lado del campo; entonces cuando llegue la liebre al otro extremo del terreno se encontrará contigo; como nos parecemos tanto será incapaz de darse cuenta de la superchería y le habremos ganado los veinte duros.

-Me parece una treta estupenda- contestó el otro erizo.

La liebre se reía a más y mejor mientras le decía al erizo colocado a su lado dispuesto a emprender la carrera:

- Señor erizo, tenga bien a punto los veinte duros porque en menos de un minuto se los habré ganado.

-Eso ya se verá- contestó filosóficamente el erizo.

El erizo dio la señal de partida, la liebre salió veloz como el viento, y en menos de un minuto se plantó al otro lado del campo, pero cuál no sería su sorpresa al encontrarse allí con el señor erizo, y no con cara de cansado precisamente.

- Señora liebre, en eso de correr aún hay quien te gana.  Vengan los veinte duros y a presumir a otra parte.  Vamos!  No dudarás, verdad?

La liebre con las orejas gachas sacó los veinte duros de debajo de una piedra y se los dio al erizo.  Luego se fue a su casita y estuvo encerrada dentro casi un año.  No se atrevía ni a salir.  Se moría de vergüenza sólo de pensar en lo que se iban a reír de ella los otros animales cuando se enterasen.
 



La Apuesta (English)

A hedgehog was quietly basking in the sun when he saw before him the lady rabbit. This on sight began to mock him.
"What, sir hedgehog? "I said," and if echáramos a run? It seems that I see you in good shape, maybe I ganabas. I bet you twenty dollars, do you?
"Certainly, madam hare. Tomorrow we will race. Come here to this very hour and see who beats whom.
"In my life I've heard nonsense bigger," said the hare, and you prepare yourself to lose twenty dollars for sure I win.
The hedgehog said nothing and let her go. As soon as he saw the hare was gone, the little animal called a hedgehog friend and said:
"My friend, you twenty dollars to win the hare?
"Well, of course, but how? What to do?
"Very simply, we will take a race and whoever wins will have the twenty dollars.
"Woe: and you think to beat the hare?
"What I think is such a smug know-it trick. Look, we do one thing: I'll pretend to take the race with her and I'll be back soon, you, from the beginning, you have already placed across the field, then when you get the hare at the other end of the field will meet you, as We both seem to be unable to realize the deception and we will have won him the twenty dollars.
"Sounds like a great trick," said another hedgehog.
The hare laughed more and better as he said the hedgehog placed at his side ready to take the race:
- Mr Hedgehog, have about twenty good hard because in less than a minute he's been won.
"That will be answered philosophically the hedgehog.
The hedgehog gave the starting signal, the hare went swift as the wind, and in less than a minute he stood across the field, but what was his surprise at being there with Mr. Hedgehog, not tired face precisely.
- Madam hare running in that some people still beats you. Come and show off the twenty dollars elsewhere. Come on! Not doubt, right?
The rabbit with floppy ears got the twenty dollars from under a stone and gave them to the urchin. Then he went to his house and was confined within about a year. Do not even dare to leave. Was mortified at the thought of what it would laugh the other animals when they found out. 

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